
Participantes en la manifestación organizada por el Movimiento Feminista de Madrid exhiben carteles en contra de la prostitución.
Celebrar el Día de la Mujer trabajadora trabajando
Este 8 de marzo ha caído en sábado y tenía la ilusión que lo iba a celebrar, sin trabajar. Sin embargo, cuán equivocada podía estar. Imaginaba que me levantaría y tendría un suculento desayuno preparado mientras escuchaba a mi marido decirme: "Cariño te he preparado el café y unas tostadas a la catalana".
Sin embargo, nada más pisar la cocina, mi amado esposo me gritaba: "'¡Haz café para mi y unas tostadas!". A pesar de este primer revés del día, pensaba que la jornada se iba a mejorar al mediodía. Seguro que me sorprendía cocinando un plato de pasta especial, que yo me conformo con poco, pero, viendo que eran las 13:00 horas y que nadie se había inmutado en casa, salí, como cada día, al supermercado para comprar los ingredientes del almuerzo.
Nuevamente, cociné una sopa de picadillo y freí pescado. Por supuesto, puse la mesa, serví el almuerzo, lo retiré y fregué los platos. Cuando conseguí sentarme en el sofá, eran las cuatro de la tarde y pensé: ¿Realmente sirve el Día de la Mujer Trabajadora para las mujeres de a pie, o es una simple publicidad que utilizan los diferentes partidos políticos para ponerse la medalla de que promueven la igualdad entre géneros?
Me considero 100% feminista, aunque la actual sociedad me obliga a comportarme de una manera totalmente diferente si no quiero que mi casa sea una pocilga que me tenga que cerrar Sanidad.